La fogata creativa

En las noches de verano, un ritual que nos gustaba hacer con mis amigos en la playa era encender una fogata y ponernos a cantar y tocar la guitarra alrededor. Para encender el fuego y perdure por un par de horas, les contaré cómo aprendí a hacerlo, y al igual que una fogata creativa.

Nada fácil si no sabes por dónde empezar.

La fogata creativa se comienza al igual que un fuego: con material pequeño y seco.
Foto de Tegan Mierle – Unsplash

Es obvio contar con troncos gruesos y ramas grandes. Suele ser lo más fácil de encontrar, porque se ve a primera vista (el material tiene que estar seco y en el suelo, nada de cortar árboles). Pero por donde debes empezar para dar inicio a las primeras llamas, y que estas perduren, es con una buena cantidad de ramitas secas muy pequeñas. Se trata de juntar por el suelo, un buen manojo de ramas secas. Si no tienes cerca un bosque o un arbolado donde buscar el material necesario, lo tienes jodido.

¿Qué tiene que ver iniciar un fogón con la creatividad? Lo respondo con otra pregunta: ¿has oído hablar de los «años cajón» y libreta de notas? Los «años cajón» es cuando se archiva un proyecto y no se lo toca, ni se lo mira, hasta dentro de un tiempo considerable (no siempre es posible si se trabaja con fechas de entrega). Es increíble que cuando vuelves a leer el proyecto, le encuentras cosas nuevas, fallas, partes que potenciar, otras que eliminar, etc. Un distanciamiento temporal, cuando terminas un primer borrador, es vital. Eso le da madurez, eso lo convierte en tronco seco (ideal para la fogata creativa).

Y las notas que has hecho en cuadernos, libretas, en el ordenador, etc, son las ramitas secas para iniciar el fuego de nuestra creación. Y, precisamente, tienen que estar «secas». Esa característica también lo dan los «años cajón».

Hay que escribir todas las notas, párrafos, escenas, diálogos, apuntes de lo que sea; aunque en un primer momento no haya un propósito o una coherencia entre todo lo que escribes. Son brotes verdes, que con el tiempo volverás a ella, cuando sean «ramas secas», para juntarlas en tu fogata creativa. Recuerda que con pequeños pasos se suele empezar grandes cosas.

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