Crear es un caos

Evocar un orden en la creatividad es un desafío porque en definitiva crear es un caos. Pero un mapa no es el mundo ni una receta es la comida. La autora y maestra Irene Ickowicz hace un elogio a la creatividad caótica.

Caminante, no hay camino

Muchos manuales de guion, o de escritura en general, prometen el éxito si sigues una serie de pasos. Empezar por una sinopsis de diez líneas; contar la historia en cinco oraciones; no, mejor contarla en una sola para comprobar su potencialidad; seguir con el mapa de tramas; etc.

Es verdad que por alguna esquina hay que empezar. Y, que al momento de transmitir conocimientos, es inevitable evocar un orden de los elementos. Pero la adquisición de un oficio lleva tiempo y el proceso creativo es tan personal como nuestras huellas digitales. La mayoría de los y las artistas empezaron a comprender el modus operandi de su trabajo luego de varios años.

Recalculando. No estoy diciendo que no sirve de nada leer manuales. Yo tengo cierta adicción y mi colección no deja de crecer. Y algunos de los autores interactúan entre sí: complementándose, repitiéndose o refutando una cosa del otro. Aunque sea una frase hecha, lo sostengo: todos tienen algo que enseñar.

Lo que en algún momento me empecé a advertir es que un mapa no es el mundo, como tampoco una receta es la comida. Y considero clave quitarse el miedo a lo caótico, tanto al inicio como en cualquier etapa del proceso. Uno nunca sabe desde y hacia dónde va un idea disparadora o elemento inspirador (una fotografía, una frase, un diálogo de la calle, un paisaje, etc). Obviamente, que tarde o temprano, nos tocará estructurar. Sin embargo, tengan por seguro que toda obra trae implícito su propia estructura —lo desarrollaré en un próximo post—.

Tantas posibilidades como personas

En el ciclo «Charla con maestros», organizado por Argentores, la autora Irene Ickowicz sostiene que «todas personas somos diferentes, por lo tanto, hablar de procesos creativos es enfrentarse a una diversidad tan grande como las personas que escriben«. Lo profundiza de la siguiente manera…

Foto de Jesse ChanUnsplash

«Hay personas que inician su trabajo creativo con mucho material, pero que no encuentran en principio la conexión. Otras, por el contrario, tienen una convicción muy fuerte e inmediatamente encuentran una historia mínima para vehiculizar eso. O son muy perceptivas de la realidad y comienzan a contar la película»; da unos ejemplos y continúa:

«Pero empecemos por dónde empecemos, cada cuál elegirá qué camino permitirá a su creatividad fluir. Un comienzo siempre es caótico. Aún en aquellos que pretenden darle un orden. Es sucio; tiene ambivalencias; molesta e incomoda. Lo que recomiendo siempre no hacer es apurarse en formatear. Es decir, tratar de dar, a aquellos que tenemos, lo que sabemos que debe y tiene que tener un relato. Porque en esa búsqueda de salir del caos, podemos estar anulando eso que apareció por primera vez y tiene lo más genuino de nosotros mismos

Un elogio al caos

La especialista en la materia sostiene que «si nos entregamos febrilmente al caos —porque hay que entregarse con pasión—… ¿qué va a suceder?: como energía, va a despertar la energía contraria, en este caso la del orden. Pero no va a ser un orden externo; sino que va a surgir de la interioridad misma de ese material. Lo que se va a producir será un resultado mucho más satisfactorio». Lo dicho antes, cada creación contiene en sí mismo su propia estructura, que responde a la singularidad de cada autor —o así entiendo que debería ser—.

«Cuando no podemos encastrar dos elementos de un relato, es posible que estemos encontrando una nueva manera de relación entre dos elementos fuera del hábito y la costumbre«.

Irene Ickowicz 
Foto: Markus Spiske

En este sentido, la autora hace un llamado de atención a los mapas, recetas o manuales que ofrecen una guía establecida y rígida: «Yo me aparto de cualquier misión mecanicista de la escritura. Porque a veces tenemos dos elementos del relato —por ejemplo, el personaje y el tema del que queremos hablar— que no encajan bien. Y esto, desde el mecanisismo se considera un problema. Desde mi perspectiva, es una muy buena noticia«.

La autora de televisión y teatro, concluye: «Cuando no podemos encastrar dos elementos de un relato, es posible que estemos encontrando una nueva manera de relación entre dos elementos fuera del hábito y la costumbre. Hay una causa efecto que es novedosa y la estamos descubriendo. Por eso creo que los relatos no responden ni a leyes ni normas, porque esos dictámenes vienen de afuera».

Por eso, amigo o amiga autor/a, celebremos el caos. Si todavía no te convenzo, recomiendo leer «Escribir embriagado», pero no te apures en sacar las copas. Por otro lado, comparto contigo la masterclass completa de Irene Ickowicz en el ciclo «Charla con Maestros» organizado por la entidad Argentores.

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