Respirar

Quiero respirar al aire libre sin mascarilla. Mejor dicho, necesito. ¿A dónde podré irme para estar a cara descubierta, respirar sin filtro? Finalmente, encontré el sitio ideal para desnudar mi rostro .

Antes de salir de casa: llaves, billetera, teléfono móvil y listo. Una vez en la calle, me digo: ¡Ah, no! ¡Pará! Me falta algo. La cara tapada de los demás me recuerdan que me dejé en casa lo más importante en estos días: la mascarilla (o barbijo, como la nombro yo).

Estar encerrado en cuarentena no me costó tanto; mi casa es mi hábitat natural. Y con respecto a los planes que tenía a principios de año, tuve que adaptarme (como escribí acá). Caso contrario es el uso del trozo de tela sobre mi rostro. Es lo de menos, dirán muchos. A mí, me agobia.

Camino por las calles, voy por la peatonal, entro a una tienda, sigo hacia el parque… estoy fuera de casa, pero respirar microfibras constantemente me produce sensación de encierro más que la cuarentena.

No cuestiono su utilidad. Sin embargo, eso no quita mi malestar.

Tomo asiento en la terraza de un bar. No sé si tengo sed o si es excusa para respirar sin tapujos. A pesar de mi alivio, la presencia de gente sin cuidado es una posible amenaza. Quiero caminar a solas, con mi familia, sin mascarillas, sentir el aroma de los árboles, aire fresco entrando por mis fosas nasales, sin filtro. Al fin, dimos con un destino ideal.

Lo natural

Estamos en el medio de un bosque. Desnudamos nuestros rostros. Tomamos aire. ¡Al fin! Puedo cerrar los ojos y decir con seguridad que estamos rodeados de pino, uno de los olores que más me gusta. Percibo que todo mi cuerpo, mente y espíritu me lo agradecen. Nadie más nos acompaña. Sin riesgo de posibles contagios, caminamos, tal como lo hacíamos no hace mucho.

Parque Natural de Urbasa – Andía (Navarra)

Si vives en una ciudad grande, es un poco más difícil llegar a un sitio así. Pero estamos rodeados de naturaleza, más cerca o más lejos. Igualmente, no quiero animarlos a invadir parques naturales. No vaya a ser que nos encontremos todos allá y tengamos que cubrir nuestro rostro. Quédense en las terrazas de los bares, que yo quiero respirar a cara limpia.

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