Es la imagen, estúpido

Para las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 1992, el entonces presidente George Bush padre era dueño de una aprobación popular muy alta gracias a sus políticas de relaciones exteriores. Su rival electoral, Bill Clinton, se veía con pocas posibilidades de ser el vencedor. Entonces, el estratega de campaña para los demócratas, James Carville, decidió poner el ojo en la política interna. Fue así que colocó un recordatorio de cuáles deberían ser los temas de agenda pública para darle un fuerte golpe a Bush. Los tres temas principales fueron:

1) Cambio vs Más de lo mismo
2) No olvidar el sistema de salud
3) La economía, estúpido

Este último punto se convirtió en un slogan no oficial de la campaña de Clinton. El resto es historia conocida, pero la frase ha cobrado popularidad y actualmente se presta para todo ámbito. Ejemplos: «es el déficit, estúpido»; «son los votantes, estúpido»; etc. Y ahora yo le quiero dar un uso en el ámbito del guión.

Es la imagen
Foto de Vlad Tchompalov – Unsplash

En Twitter, como todos sabemos, se generan los debates. Después de que Netflix anunciara la adaptación a serie de la novela «Cien años de Soledad» de García Márquez, una cuenta aclaraba lo siguiente a modo de visibilizar la tarea de los guionistas:

Lamentamos comunicar que NETFLIX NO VA A ADAPTAR «CIEN AÑOS DE SOLEDAD». Será una guionista (o un equipo de guionistas) quien adapte «Cien años de soledad». Aunque la prensa especializada insista en olvidarlo, resulta que #noseescribensolas

Otro usuario le respondía: «Para trabajar con palabras a veces os tomáis la literalidad muy a pecho». Y aquí es donde incorporo la frase de James Carville al mundo de los guiones.

La primera lección que recibí en mi formación como guionista es que nosotros no trabajamos con palabras, si no con imágenes (visuales y sonoras) por medio de las palabras. Y agrego un plus: lo literal es lo nuestro. Es decir, si queremos que se vea en la pantalla a un hombre dispararse la cabeza, escribimos: Hombre se dispara la cabeza. En cuanto a la imagen, los dramaturgos también lo subrayan.

El maestro Ricardo Monti, en el seminario iberoamericano de dramaturgia en el que tuve gusto de asistir, sentenció: «Olvidarse de las palabras, concentrarse en las imágenes». Cine y teatro son imágenes, reitero la aclaración: visuales y sonoras. Monti insistía en enfocarnos en nuestra «imaginería interna». Otra vez, la imagen.

Y cualquiera que tome clases de escritura de guión, le aconsejarán cuantas veces sea necesario alejarse de lo literario y ser crudamente literal. Aunque, si es oportuno, algunas pequeñas pinceladas literarias nos podemos permitir; por ejemplo, para crear atmósfera poética o transmitir un determinado clima sensorial. Pero nuestro trabajo, una vez más, consiste en poner en palabras las imágenes y sonidos que serán representados en pantalla o en un escenario. Que las palabras son nuestro medio de trabajo, de ahí la confusión. Pero es la imagen. Lo de estúpido va con cariño y humor.

La creatividad es un rayo misterioso

¿Existe la inspiración? ¿Vale la pena abrir las ventanas a las musas y esperarlas mientras contemplamos el horizonte? Muchos sostienen que lo único que existe es sentarse a escribir, que la creatividad es trabajo. Pero no por eso pierde su misterioso encanto.

La creatividad es trabajo
Foto de Arno Smit – Unsplash

Pero, ¿de  dónde vienen esas inspiraciones, esos personajes con sus diálogos, y esas escenas que pasan por delante de tus ojos? La creatividad sigue siendo un misterio.

Estoy convencido de que el proceso creativo es personal. No hay manera de enseñarlo. Es una marca propia tal como es el fruto de ese proceso: la obra.

Si quieren que me anime a responder aquellas preguntas, yo digo que sí. Y agrego, todo vale. Vale tanto sentarse a trabajar organizadamente y con toda una agenda de trabajo, como también vale creer en las musas y estar abierto a toda hora a la inspiración. Una foto, un persona que cruzas en la calle, un paisaje, una canción, nuestra infancia, nuestra percepción de aquello que llamamos realidad…

Una de las cosas que me divierte mucho es buscar en Google Maps lugares que no conozco. Casi siempre lo hago con espacios verdes. Le dije a mi esposa de ir a pasear por el río Mula. Cuestión que nos perdimos, ahí está la gracia. Terminamos en un bosquecillo algo pantanoso. El marrón le ganaba al verde. Y de pronto, al girar la cabeza, observé la insistencia de la vida nueva sobre lo desgastado, coronado por un rayo de sol  que atravesaba cientos de ramas monstruosas hasta llegar al victorioso verde.